martes, 19 de enero de 2021

Se nos van los NIÑOS mas viejos

 

 

1951

 

Suele escribirse bien de los fallecidos, suele enfatizarse en sus virtudes y capacidades y ocultar sus defectos o carencias, pero en este caso, yo no voy a escribir ni bien ni mal, sino con cariño, con el cariño de un buen amigo, de alguien, se halle o no aquí, muy presente en cualquier momento y para siempr.

Armando Valdés me cogió en brazos cuando aún apenas tenía unos días de vida y, a partir de ahí, me cuidó, me limpió y contribuyó, en la medida de lo posible para aquellos tiempos, a mi alimentación cuando hizo falta.

Mis padres Ángel y Nieves, y Armando y Luisina, los cuatro de origen asturiano evacuados a Rusia como “niños de la guerra”, fueron como hermanos. Estudiaron juntos en Moscú, vivíamos juntos en la capital, en “la 45”, en los años 1948 y siguientes, y vivir juntos para aquella época significaba misma “cuartira”, es decir mismo dormitorio en este caso, de dos camas, una por matrimonio, ya que la cocina y el baño se consideraban y se utilizaban como elementos comunes para muchas más habitaciones (cuartiras) de españoles.

En enero del 57, en lo que se ha venido a llamar la quinta expedición, en el barco de pasajeros “Crimea”, nos repatriamos en el mismo camarote Armando y Luisina y su hijo sordomudo Eduardito, y por otro lado nosotros: Angel y Nieves y sus dos hijos, el mayor Pachito y el más pequeñito, de solo cinco años, Gelito.

Tras dos meses de adaptación de ambas familias por Asturias, conviviendo con sus familiares respectivos más allegados en cada caso, recalamos ambos matrimonios en Avilés, consiguiendo trabajo en Ensidesa y casa de la fábrica en Avilés, nosotros en Llaranes y ellos en el Barrio de la Luz. Y ahí nacieron el tercer hijo de Angel y Nieves: Avelino, y de Armando y Luisina: Mari Loli.

Ya asentados y hechos a España, el contacto siguió siendo continuo y entrañable.

 

1963 Gelo, Avelino, Nieves, Angel, Luisina y Mariloli

 

 

Será inolvidable lo vivido juntos mientras dispongamos de memoria y sentido. Por un lado las vicisitudes, dificultades, sinsabores, etc., pero también las alegrías y momentos de felicidad de tantos años en la URSS, conviviendo íntimamente. Y por otro los domingos de playa en San Juan y en Perlora, las vacaciones de agosto en algún pueblecito de León, es algo que llevo grabado y llevaré para siempre en mi mochila.

Cómo matrimonio Armando y Luisina, pareja super unida durante tantos y tantos años, juntos decidieron pasar sus últimos días en una residencia de Pola de Laviana, y por lo que me consta, allí, fueron muy bien tratados y respetados.

 

2020 En la residencia

 

Descansen en paz ambos.

 

 

El diario La Voz de Asturias escribió:

 



 

 


19/01/2021

Armando Valdés Ordieres (Oviedo, 1924) falleció ayer. Era un «niño de la guerra», el tercero de ocho hermanos, uno de aquellos que emigraron a la Unión Soviética durante la Guerra Civil española y cuya vida perfectamente podría haber sido recogida en una película.

Partieron de Gijón en un buque de bandera francesa y finalmente llegaron hasta Leningrado (hoy San Petersburgo) y fueron instalados en sus cercanías; más tarde irían a Moscú. Valdés llegó a una Rusia que les acogió y educó, pero en la que decía, «había dificultades para todo» puesto que en junio de 1941 fue invadida por Alemania y entró en la guerra mundial. Se da la circunstancia de que allí conoció de muy joven a la que sería su mujer, María Luisa Vega. Mientras él trabajaba en una fábrica de motores de aviones y estudiaba peritaje industrial, ella seguía Geología.

En un local del centro de Moscú, La Bielorrusa, frecuentado por españoles, se conocieron y enamoraron. Por carta informaron a la familia y pudieron volver a España en los años 50 y Armando comenzó a trabajar en Ensidesa. Los dos, «socialistas y sin creencias religiosas, pero respetando a todo el mundo», decía. Toda una vida juntos.

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