martes, 16 de septiembre de 2008

Letra de la canción EL ABUELO


No siendo Nieves especialmente una gran amante ni experta en la música en general, si se puede constatar sin embargo que disfrutaba con ella, tenía buen oído, dominaba letras y estribillos, y cantaba canciones de todas sus épocas: desde las más antiguas de Estrellita Castro, las típicas de reunión y chigre, moderna, de autor, clásica, folclore y hasta flamenco. Pero si hubiese que nombrar a dos poetas de la canción que la emocionasen y con los que se estremeciera, y que incluso en algún momento le pudieran provocar alguna amarga lágrima ocasional, esos eran sin duda Alberto Cortez y María Dolores Pradera. Me reservo nombrar a otros de su gusto, porque la distancia de cualquiera respecto a los citados se medía por leguas.
Se preocupaba de anotar las letras de las composiciones, a las que les daba la relevancia suficiente, como para no simplificar una canción a la mera música e interpretación.
Apreciaba cada cosa por separado y lo juzgaba con criterio, pero lo que significaba la letra, significaba su identificación con la rama poética y nostálgica de sí misma, de su cultura, de su sensibilidad... Y le sacaba partido.
La edición de la letra que sigue no deviene del azar sino que ha sido seleccionada como primera, sin duda alguna, por muchas razones. Si a ello añadimos la música y ... Alberto Cortez, pues quienes conocieran a Nieves lo entenderán. 







Alberto Cortez - El abuelo

El abuelo un día
cuando era muy joven
allá en su Galicia,
miró el horizonte
y pensó que otra senda
tal vez existía.
Y al viento del norte
que era un viejo amigo,
le habló de su prisa,
le mostró sus manos
que mansas y fuertes,
estaban vacías,
y el viento le dijo:
Construye tu vida
detrás de los mares,
allende Galicia

Y el abuelo un día
en un viejo barco
se marchó de España.
El abuelo un día,
como tantos otros,
con tanta esperanza.
La imagen querida
de su vieja aldea
y de sus montañas
se llevó grabada
muy dentro del alma,
cuando el viejo barco
lo alejó de España.


El abuelo un día
subió a la carreta
de subir la vida.
Empuñó el arado,
abonó la tierra
y el tiempo corría.
Y luchó sereno
por plantar el árbol
que tanto quería.
Y el abuelo un día
lloró bajo el árbol
que al fin florecía,
lloró de alegría
cuando vio sus manos,
que un poco más viejas
no estaban vacías.

Y el abuelo entonces,
cuando yo era niño,
me hablaba de España,
del viento del norte,
de la vieja aldea
y de sus montañas.
Le gustaba tanto
recordar las cosas
que llevo grabadas
muy dentro del alma,
que a veces callado,
sin decir palabra,
me hablaba de España.


El abuelo un día,
cuando era muy viejo,
allende Galicia
Me tomó la mano
y yo me di cuenta
que ya se moría.
Y entonces me dijo,
con muy pocas fuerzas
y con menos prisa,
prométeme, hijo,
que a la vieja aldea
irás algún día,
y al viento del norte
dirás que su amigo,
a una nueva tierra
le entregó la vida.


Y el abuelo un día
se quedó dormido
sin volver a España.
El abuelo un día,
como tantos otros,
con tanta esperanza.
Y al tiempo al abuelo
lo vi en las aldeas,
lo vi en las montañas,
en cada mañana
y en cada leyenda,
por todas las sendas
que anduve de España.