miércoles, 8 de febrero de 2017

Una exposición sobre los Niños de la Guerra





Teresa Cembranos escribe en el diario asturiano de La Nueva España sobre que IU organiza una exposición sobre los "Niños de la Guerra"



teresa cembranos  01.02.2017
IU de Avilés, Castrillón y Corvera organizan unas jornadas culturales para recordar el 80 aniversario de la evacuación de niños asturianos como consecuencia de la guerra civil española. Por ese motivo, mañana van a inaugurar la exposición "Los niños de la guerra cuentan su vida, cuentan tu historia" en el Palacio de Camposagrado, que estará hasta el 12 de febrero. La muestra, producto de la colaboración entre la Asociación Archivo, Guerra y Exilio (AGE), el Centro Español de moscú (CEM), la Fundación Nostalgia, y el Arxiu Nacional de Catalunya, se podrá ver también en el centro Tomás y Valiente de Las Vegas, el Archivo Histórico de Asturias y el centro cultural Valey de Castrillón.
La inauguración de la muestra en el Camposagrado será a las 19.00 horas y a continuación habrá una charla a cargo del historiador Antonio Martínez titulada "La evacuación de los niños 1937". El 10 de febrero será el turno para Pedro Alonso, profesor de la Historia del Mundo Actual. Impartirá la conferencia "Participación de la URSS en la guerra civil" a partir de las 19.00 horas.
Las jornadas culturales también servirán para hacer un homenaje a Antonio Vázquez, "El ruso", que falleció en febrero de 2016. "Queremos reivindicar su figura. Fue un niño de la guerra que vivió en Corvera", explica Jesús Gómez, secretario de organización de IU en Corvera. Por ese motivo, coincidiendo que la exposición estará en el Tomás y Valiente entre el 13 y el 24 de febrero, habrá una mesa redonda en la que estarán Araceli Ruiz Toribios, presidenta de la Asociación Asturiana de Niños de la Guerra; Dolores Cabra, presidenta de la Asociación Archivo Guerra y Exilio, y Francisco Erice, profesor de Historia de la Universidad de Oviedo. Será el 23 de febrero.


Los hermanos Nieves  y Angel Lago

Los paneles de la exposición


Los Niños de la Guerra cuentan su vida, cuenta tu historia.


En el verano de 1936 grupo de generales se sublevaron contra el gobierno legítimo de la República española. El pueblo defendió de manera entusiasta las libertades que tantos sufrimientos le había costado conquistar. La denominada Guerra de España había empezado.
Durante 3 años el pueblo en armas y el Gobierno de la República consiguieron organizar un ejército regular, siguieron manteniendo los talleres, las fábricas y el campo en producción, organizaron una sanidad de guerra ejemplar, guarderías, escuelas y una alianza a popular capaz de gobernar el país, al mismo tiempo que crearon una fuerte red de solidaridad que se extendió por todo el mundo. 
Pero los gobiernos de las potencias a los que se dirigieron los representantes democráticos del pueblo español tenían intereses económicos muy poderosos inclinados hacia las perspectivas que les ofrecían los generales sublevados, y sobre todo tenían una visión mezquina del momento histórico.
Miles de obreros, profesionales e intelectuales de todo el mundo se movilizaron para tratar de impedir la aparición de un nuevo Estado fascista en el mundo, pero sus gobiernos no hicieron nada para ayudar a la causa de la libertad y siguieron apoyando de forma tacita o explícito a los generales. Únicamente dos países apoyaron desde el inicio la débil causa republicana: México y la recién creada Unión Soviética.
Esta exposición explica la historia de uno de los capítulos más bonitos de la solidaridad entre pueblos en el marco que la Unión Soviética dio al legítimo gobierno democrático de la República: la acogida de miles de niños refugiados de la guerra que, a partir de 1937, encontraron en el pueblo ruso mucho más que aquello que los respectivos gobiernos habían establecido en los acuerdos de ayuda. Fue una actuación profundamente humana la que prestó a los miles de niños que lo habían perdido todo y que, en Rusia y Ucrania, encontraron la mano franca y sincera de un pueblo amigo.
La exposición también relata el destino final de los niños refugiados, que tuvieron que vivir la Guerra Mundial y después acabaron integrándose en la sociedad soviética.


Juan Barceló
Comisario de la exposición.


El Stambrook salió de Alicante con los últimos refugiados

La evacuación.

Expediciones de niños españoles evacuados en la URSS. 
Cartagena, 17 de marzo de 1937: 21 niños, hijos de políticos republicanos y oficiales del PCE, zarparon en el barco "Gran Canaria" hacia Odessa.
Valencia, 21 de marzo de 1937: organizada por el Ministerio de Sanidad. 72 niños, la mayoría procedentes de Madrid, partieron en el mercante "Cabo de Palos" en dirección a Yalta, donde llegaron el 28 de marzo. En agosto llegaron a Moscú para inaugurar la primera casa de niños "Pequeña España".
Santurce, (Vizcaya), 13 de junio de 1937: 1.495 niños, de los casi 4.500 que estaban refugiados en Vizcaya, embarcaron en el viejo barco de carga "Habana" en una arriesgada operación organizada por el Gobierno Vasco. Cinco días después Bilbao cayó en poder del ejército franquista. En Burdeos, los niños mayoritariamente vascos, fueron trasladados en el barco francés "Sontay" en dirección a Leningrado, donde llegaron siete días después y donde les esperaba una recepción apoteósica y multitudinaria. Los niños fueron distribuidos entre Eupatoria, en la península de Crimea, y otras seis casas.


El Musel (Gijón), 24 de septiembre de 1937:1.100 niños vascos, santanderinos y asturianos, hijos huérfanos de milicianos y soldados, partieron de noche, bajo la responsabilidad de Pablo Miaja, en el buque francés "Deringuerina". La expedición llegó a Leningrado el 4 de octubre y el 21 del mismo mes caería Gijón. Fueron instalados en Pushkin y después en 7 casas de niños.
Barcelona, 3 de julio de 1938: setenta y cuatro niños partieron en tren hacia París y Le Havre donde fueron embarcados en el barco ruso "Marya Uliianova" llegando a Leningrado el 12 de julio.
Barcelona, 25 de noviembre de 1938: según unos informes 300, y según otros 117 niños, procedentes de Aragón y del área mediterránea partieron en un autobús hacia Francia. Siguieron en tren hacia Le Havre embarcando, a continuación, en el barco soviético Felikx Dzerzhinsky. Llegaron a Leningrado el 6 de diciembre y fueron instalados en la casa de Pravda, cerca de Moscú, y Gorki.

En total, el colectivo estaba formado por 2.973 niños y niñas (1.676 niños y 1.197 niñas) de edades comprendidas entre los 3 y los 15 años. Muchos de ellos eran huérfanos, partieron solos o con sus hermanos. La estancia que tenía que ser temporal se convirtió en un exilio forzoso que marcaría sus vidas por completo.
 




La acogida.

"Llegamos a Leningrado en una friísima mañana de octubre. En el puerto nos esperaban un mar de gente con bandas de música, banderas republicanas y soviéticas, con vivas a la República española y al heroico pueblo combatiente. Aquello fue muy emocionante, miles de Pioneros con sus pañoletas rojas y banderas saludaba la llegada de los niños españoles.


Todo el pueblo soviético nos daba la bienvenida con mucho calor y emoción. Aquel heroico pueblo que todavía no había salido de sus propias necesidades nos acogía como a verdaderos hijos".
Isabel A. Álvarez Morán
Testimonio de la llegada de la primera expedición a Leningrado el día 4 de octubre de 1937.



Las casas de niños y jóvenes.

Los niños refugiados fueron distribuidos por las autoridades soviéticas en 15 casas o colonias, 10 de las cuales estaban en territorio de Rusia y 5 en Ucrania. Todo se organizó según la idea de que la estancia sería temporal hasta que las autoridades republicanas ganasen la guerra.

Según los informes y testimonios conservados, las colonias estaban bien dotadas con maestros y cuidadores especializados, y el nivel de vida y la enseñanza eran altos. Allí, los niños y niñas pudieron estudiar en español con maestros españoles y practicar deporte, música y otras actividades de entretenimiento. El presupuesto que el Estado soviético, a través de la Casa Central de los Sindicatos, destinó a las Casas de Niños, era muy superior al que se empleaba en la población infantil autóctona.

Pero después de la derrota de 1939, la expectativa de retorno se esfumó. Los que tenían parientes en el exilio, en Francia o México, y que fueron reclamados por sus padres, abandonaron la URSS; pero la inmensa mayoría no pudo hacerlo por tener a sus familiares en prisiones franquistas, muertos o desaparecidos. La decisión de las autoridades soviéticas fue la de mantenerlos como acogidos exactamente en las mismas condiciones en las que se encontraban, y se crearon casas específicas para jóvenes.

Angel Lago

La ocupación nazi: El regreso al infierno.

La invasión alemana de junio de 1941 obligó a evacuar todas las Casas de Niños del territorio ocupado, que fueron trasladados a la región del sur del Volga. Pero las casas de Leningrado no llegaron a tiempo y los niños y niñas españoles sufrieron el duro asedio de la ciudad. La confortable vida que tenían desde su llegada cuatro años antes se terminó de golpe y los niños y adolescentes tuvieron que soportar la dureza del clima, la preparación militar en algunos casos y, sobre todo, las durísimas condiciones de trabajo de las improvisadas fábricas de armamento. De esta manera, los refugiados procedentes de España hicieron su contribución al sacrificio del pueblo soviético en la denominada Gran Guerra Patria.



La vida continuó.

La vida se reinició en 1947 para aquellos adolescentes y jóvenes que habían padecido dos guerras. La inmensa mayoría de ellos volvieron a la vida cotidiana y pudieron finalizar sus estudios técnicos o profesionales. De acuerdo con un informe elaborado por ellos mismos, un 26% cursó estudios superiores (329 ingenieros, 96 médicos, 417 peritos) y el resto fueron obreros cualificados.

Se creó el Centro Español de Moscú, existente en la actualidad, que se convirtió en el principal punto de relación y mantenimiento de la identidad. El PCE quiso organizar la vida con notable disciplina e intransigencia, pero aún y así los antes niños y niñas se tuvieron que ir incardinado de forma natural en la sociedad soviética en la que residían.




 

Nieves Cuesta

Kiko Lago

La Barraca 45 tras la Guerra

 

 
Kiko Lago


 

Nieves Cuesta

Los retornos.

En los años 1956 y 1957, los antes niños de la guerra eran jóvenes de entre 25 y 30 años de edad. Muchos deseaban volver a España y mediante la Cruz Roja se pudo negociar un acuerdo entre los gobiernos soviético y español para repatriarlos junto con los miembros de la División Azul que aún estaban presos en los campos de prisioneros. En siete expediciones devolvieron a unos 1.200 jóvenes. Para unos el retorno fue una dura prueba de readaptación, y para otros fue un fracaso al no encontrar ningún tipo de apoyo oficial, trabajo, ni vivienda. Los que volvían tenían que sufrir todavía el asedio y la vigilancia por parte de la policía española, que sospechaba que eran espías comunistas. Muchos de los retornados se exiliaron a Francia, emigraron a otros países europeos y, casi la mitad, decidió volver a la URSS.

En los últimos años del franquismo 1.054 de los antiguos niños y niñas residían en la URSS (605 en Moscú y provincia), ya casados y con hijos que tenían la ciudadanía Soviética. Muchos aún residen en territorios de la desaparecida Unión Soviética, formando un colectivo de rusos en España y de españoles en Rusia.

"Los hoy viejos niños de la guerra de ayer hemos vivido una vida que no escogimos libremente, pero ha sido nuestra vida y nos sentimos solidarios con ella, sobre todo cuando mirando hacia atrás recordamos aquellos años de lucha titánica por la supervivencia de Europa, como Viejo Continente de la siempre nueva y siempre vieja libertad. Pensamos que nuestra vida no ha sido del todo inútil. Puede haber servido para algo importante".
Colectivo El Retorno.

Retorno a España en la 5ª expedición, en el Crimea

Llegada a Castellón (enero 57)