miércoles, 23 de diciembre de 2015

Refugiados I. Araceli y Conchita Ruiz



Publicado por Ignacio Gil el 23 diciembre 2015




Aracelli y Conchita Ruiz


De todo lo que almacenan en su memoria,  la noche que partieron de El Musel es el recuerdo más triste. Fue un 23 de septiembre de hace 78 años. En el 37.


Conchita, Araceli y sus dos hermanas pequeñas salieron de España con otros 1000 niños en el carguero francés Deriguerina. Sus padres se lo habían explicado y las cuatro entendían que había una guerra.


En Gijón no hubo discursos porque ni luz tenía el puerto. Embarcaron a las 11 de la noche y Araceli, que es un poco más mayor, no recuerda haber comido hasta que llegaron a Francia días después. En Londres cambiarán de barco y a primeros de octubre llegan a la antigua Leningrado. Allí sí, allí les estaban esperando con pancartas, flores y música. Las ubicaron, las bañaron y les dieron ropa limpia. Durante los tres años siguientes crecen en “una casa de niños”, sin que les falte de nada. Reciben una buena educación, van a un campamento de verano en vacaciones o al teatro alguna tarde. Pero la otra Guerra, segunda de sus vidas, las obligaría a protegerse en otras ciudades soviéticas.  Hoy Conchita cierra los ojos y revive el día de mayo del 45 en que acaba todo; está sentada tranquilamente comiendo un pedazo de pan, por fin.





Las hermanas

Terminada la guerra, estudiarán una carrera. Se casarán. Irán a Cuba. Trabajarán con el Che Guevara, Conchita y como traductora para la Unión Soviética, Araceli. Tendrán hijos. Volverán a Rusia a ejercer como ingenieras. Y esperarán la muerte de Franco para regresar a España. A su casa. Esta casa. En Gijón.


Huir es trágico, pero “ser invitadas de Rusia” hizo que su exilio fuera un poco menos traumático. Allí todo estaba organizado; ahora todo es un caos. Sienten pena por los niños sirios. Y se preguntan quién mantiene la guerra que les obliga a marchar. Traer a 20.000 de ellos a España les parece una ensoñación.  ¿Acogerían a alguno de ellos, quizá? “ preguntamos y ellas contestan: ¿Y tú, meterías a alguien en tu casa?. Esto tiene que ser el Gobierno”.

Caridad García

martes, 15 de septiembre de 2015

Araceli Ruíz: “Yo también fui una refugiada”




Fue uno de los 40.000 niños españoles que, entre el 1937 y 1938, fueron acogidos voluntariamente en la Europa de entreguerras. El mismo número de sirios que subasta estos días una UE rica, que “rompe el corazón” a la nonagenaria presidenta de la Asociación asturiana de Niños de la Guerra.

 


Refugiados en la Casa de Niños




 CRISTINA S. BARBARROJA hizo esta entrevista para Público, publicada el 15-09-2015



“Se me ha quedado grabada en la cabeza la imagen ese niño al que las olas llevaron a una playa. Porque los niños nunca han empezado una guerra y son los que más la sufren. Lo que pasa… no lo entiendo. Me rompe el corazón”. Porque la historia de Araceli Ruíz Toribios (Palencia, 1924) pudo ser una historia como la de Aylan. Salvo que ella sólo encontró una valla en su huida de la guerra y el terror: el buque fascista que, en 1937, a cañazos, trató de evitar que 1.100 niños zarparan rumbo a la URSS.



“Cada vez que lo recuerdo me entran escalofríos”, se estremece Araceli cuando se dispone a compartir un relato que tiene cincelado en la mente: “No se me va; ha sido una vida a veces tan difícil”. Es casi el guión de una película que arranca y finaliza en Gijón, pero que transita entre la Unión Soviética de la II Guerra Mundial y la Cuba de la Revolución o la crisis de los misiles.




“Mi padre quedó en la cárcel. Mi madre, madre de seis hijas, se moría de pena cuando las bombas comenzaron a caer sobre Gijón. Ella quería darnos una vida mejor y, cuando se enteró de que la URSS iba a acoger a 3.000 niños españoles, no lo dudó y nos apuntó”.



La primera escena de la película de Araceli es una nave cercana al puerto de El Musel donde las diputaciones de León y Asturias refugiaron a centenares de niños a la espera de que su barco pudiera partir. Entre esos críos: Águeda, Conchita, Araceli y Angelines, cuatro de las seis hermanas Ruíz. “Te puedes imaginar lo que era aquello; todos los niños llorando. La mayoría eran hijos de mineros. Y así estuvimos varios días esperando porque el Cervera, el crucero de Franco anclado frente al puerto, amenazaba con hundirnos”.



Araceli

Con las luces apagadas, a las 11 de la noche del 23 de septiembre del 37, hacinada en la bodega de un carguero de carbón, partió Araceli en una travesía de diez días, con escalas en Francia y el Reino Unido, y destino feliz en Leningrado. Se sonríe Araceli cuando invoca el recibimiento: “Aquí éramos hijos bastardos de republicanos. Allá, San Petersburgo se volcó en recibirnos con pancartas que decían ‘bienvenidos los hijos del heroico pueblo español”.


“Igualito que ahora en Hungría o Macedonia” ironiza cuando recuerda el cariño, la amabilidad y las condiciones con las que fueron acogidos los 3.000 españolitos que iban a pasar unos meses a la Unión Soviética y se quedaron, como en el caso de Araceli, más de 40 años.



“En Leningrado había nueve casas para niños. Yo dormía en la número 4. Todo estaba limpísimo. Comíamos a su debido tiempo. Estudiábamos con maestros españoles y un poco de ruso. Fíjate lo que hizo la Unión Soviética que, como nos faltaban manuales de estudio, mandó que tradujeran libros para nosotros. Igualito que ahora”, repite.

Otra huida del fascismo


Entre la escuela, juegos de trineos, visitas al teatro y muchas lágrimas contagiosas de morriña, discurrieron infancia y adolescencia de la palentina, interrumpidas de nuevo por otra guerra: “¡Parecía que los conflictos nos persiguieran y el que se avecinaba era mucho peor!”, exclama.



Araceli, segunda por  la izda., entre sus hermanas en Rusia



La invasión de la Unión Soviética por parte de la Alemania nazi en 1941 supuso un nuevo adiós y otro largo éxodo para Araceli. “Yo quería seguir estudiando y me llevaron a Odesa donde me separaron de mis hermanas. Pero el mismo día que empezó la II Guerra Mundial en la URSS, Odesa fue bombardeada y nos volvieron a evacuar”.


Navegó por los mares Negro y Caspio, atravesó el desierto de Asia Central hasta Samarcanda, casi en la frontera con Afganistán. La niña tuvo que aprender otro idioma, el uzbeko. Pasó hambre. Trabajó duro en los campos de algodón y como mano de obra bélica. “A los niños de la guerra nos metieron en una fábrica de construcción de aviones. Con 17 años me dedicaba a soldar los esqueletos hasta que una compañera se quemó y nos pusieron de torneras”.


Cuatro años de penurias que finalizaron cuando, el 9 de mayo de 1945 –no olvida una fecha- las autoridades decidieron volver a reunir a los españoles evacuados. Araceli se reencontró con sus hermanas en Moscú; retomó los estudios que la convirtieron en ingeniero economista de ferrocarril y en funcionaria del Ministerio de Finanzas ruso. Y en Moscú se enamoró.

“Yo me quería casar con un español, fuera feo o guapo, porque yo aún tenía la idea de regresar a España y pensaba ‘si me caso con un ruso, me quedó aquí’. Al final me casé con el hijo de un minero de Sama de Langreo: Laureano Fernández, que además era muy guapo”, se ríe.

Revolucionaria española en Cuba

Y debería decirse aquí que la pareja comió perdices en la capital de la URSS, pero el nomadismo persiguió a Araceli hasta su jubilación. Con el estallido de la revolución cubana y el desembarco del ejército ruso en la isla, la Unión Soviética necesitaba de traductores. Y allá fue la familia Fernández; a la localidad cubana de Pinar del Rio donde Araceli se encargó de traducir las comunicaciones de los tanquistas.





Araceli, traductora en Cuba, entre dos técnicos: cubano y ruso
 

“Cuando en el 62 estalló la crisis de los misiles, conocí al Che. El Comandante había bajado de la sierra. Era un hombre fuera de serie: inteligente, humano, caritativo… ¡Y además era guapísimo!” Cuenta Araceli que cuando se encontraron, Ernesto Che Guevara se interesó por la historia de los Niños de la Guerra. “Me preguntó por mis padres. Yo le conté que llevaba casi treinta años sin verlos, que no sabía nada de ellos. Y él me contestó: ‘Pero si Cuba no ha roto relaciones con España’. Al cabo de una semana mis padres estaban en La Habana”.



Araceli estaba embarazada de su segundo hijo cuando volvió a ver a sus padres en el aeropuerto José Martí. “Mi padre tenía 76 años, mi madre 71. Y yo al verlos bajar por la escalerilla del avión, sólo lloraba. Había pasado tanto tiempo”. Con ellos estuvo cuatro meses y otros cuatro años en La Habana. Después regresó a la capital rusa donde se colocó en Radio Moscú, hasta su jubilación.



“Mi marido yo volvimos en el 69 a España, de vacaciones. Pero la policía franquista no nos dejaba en paz. Nos interrogaban sobre nuestro pasado en Rusia y en Cuba. Así que hicimos cruz y ralla y decidimos que hasta que no muriese Franco no volveríamos a España”. Con la mala suerte de que el marido de Araceli falleció sólo dos meses antes de que lo hiciese el dictador. No pudo ver Laureano su deseo cumplido. Y la palentina regresó sola a su Gijón de adopción.



Hoy es toda una institución en Asturias: presidenta de la Asociación Niños de la Guerra. De los 1.100 que aquel 23 de septiembre de 1937 partieron de Gijón, hoy apenas quedan treinta. Pero en unos días volverán a reunirse en el monumento que se levantó cerca de El Musel desde el que zarpó aquel buque carguero rumbo a Leningrado. “Porque como dijo Julio Cesar –exclama Araceli- la unión hace la fuerza. Y tenemos que estar unidos, también en la solidaridad con quienes hoy necesitan a un país de emigrantes y exiliados como lo fui yo”.


viernes, 24 de julio de 2015

Reflexiones y apuntes



A Nieves le encantaban las frases con mensaje... así que iremos anotando algunas de las que vayamos encontrando entre sus anotaciones



Desayuna solo,
come con un amigo
y da tu cena al enemigo


O lo que es lo mismo: desayuna bien y abundante, come moderadamente al mediodía y pasa de la cena.
O dicho de otro modo: desayuna con cuchara, come con tenedor y cena con mondadientes.




Bob Marley
"No vivas para que tu presencia se note, si no para que tu ausencia se sienta".



 
Marilyn Monroe
La imperfección es belleza, la locura genialidad, y es mejor ser absolutamente ridículo a ser totalmente aburrido.




Maxwell
Cuando quieras emprender algo, habrá mucha gente que te dirá que no  lo hagas, cuando vean que no te pueden detener te dirán cómo lo tienes que hacer y cuando finalmente vean que lo has logrado, dirán que siempre creyeron en ti.



Oscar Wiilde
No vivas dando tantas explicaciones, tus amigos no las necesitan, tus enemigos no las creen y los estúpidos no las entienden.
Los viejos todo lo creen; los adultos lo sospechan, mientras que los jóvenes todo lo saben.




Por qué esta triste Albert Einstein?
Porque la velocidad de la luz ha sido superada por el precio de la misma.



Platón
El que aprende y aprende y no practica lo que sabe es como el que ara y ara y no siembra.



Anónimo
El dinero hace personas ricas, el conocimiento hace personas sabias, pero la humildad hace grandes personas.


 

Oliver Goldsmith
Quien sólo busca el aplauso de los demás pone su felicidad en manos ajenas.

 
Will Smith
Si estás ausente durante mi lucha no esperes estar presente durante mi éxito.



Adolfo Perez Esquivel
En un mundo sin alma no existen los pueblos si no los mercados, no existen las personas si no los consumidores, no existen las ciudades si no las aglomeraciones.



Anónimo
En la vida hace falta paciencia para aceptar las cosas que no podemos cambiar, fuerza para cambiarlas e inteligencia para distinguirlas.



La vida es irónica.
Se necesita TRISTEZA para conocer la FELICIDAD, RUIDO para apreciar el SILENCIO y AUSENCIA para valorar la PRESENCIA



Valora a quien te dedica su tiempo, te está dando algo que nunca recuperará



El dinero hace personas ricas... El conocimiento hace personas sabias... Pero la humildad hace grandes personas.





Radko Tichavsky
Los libros curan las más peligrosa de las enfermedades humanas: la ignorancia






Manu Quesada
Por mi tierra amaré con toda mi alma, sentiré con toda mi piel y lucharé con todas mis fuerzas... para que el tiempo nunca borre la huella de su historia.






No existe falta de tiempo, existe falta de interés. Porque cuando la gente realmente quiere, la madrugada se vuelve día, el martes se vuelve sábado y un momento se vuelve oportunidad.





Trabaja como si no necesitaras dinero, ama como si nunca te hubieran herido y baila como si nadie te estuviera viendo.




Francisco de Quevedo 
La soberbia nunca baja de donde sube, pero siempre cae de donde subió.





Mahatma Gandh
La diferencia entre lo que hacemos y somos capaces de hacer, resolvería la mayoría de los problemas del mundo.


Eres maestro de lo que has vivido, artesano de lo que estás viviendo y aprendiz de lo que vivirás.



 

sábado, 6 de junio de 2015

Cenizas al viento


Como era su voluntad, hoy hemos soltado al aire sus cenizas.
Era su voluntad que volaran desde lo alto de San Martín de Laspra en dirección a la playa de Salinas, hacia el mirador de La Peñona, que se fundieran con la sal del agua marina y se impregnaran del rocío de la mañana de los verdes prados del alto.
Las de su marido fueron lanzadas al mar desde lo más alto del mirador del Museo de las Anclas con una docena de rosas rojas. Pero Nieves no quería que sus restos, aun en forma de cenizas, tomaran contacto con las frías aguas del Cantábrico, por más que pudiera representar un supuesto acercamiento al alma de su marido. En realidad la fusión de su alma con la de Ángel había tenido naturaleza real por más de sesenta años de convivencia, de amor, de buenos y malos momentos, de hambres y privaciones en un inicio en Rusia y de cierta comodidad y desahogo a partir de los años sesenta y setenta en España. Y fueron fructíferos: tres hijos varones, las nueras, cinco nietos, bisnietos, etc. Una amplia familia unida que ha ido creciendo en número y en riqueza inmaterial.

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Peñón de Salinas con el Museo de Las Anclas

El Mirador desde donde se lanzaron las de Ángel

Las de Nieves desde Pinos Altos

Panorámica de Salinas por donde tanto pasearon Ángel y Nieves

Algunos familiares en Pinos Altos


Así pues, como era su voluntad, hoy hemos soltado sus cenizas al aire
 
Sin embargo, siendo cierto que tenía escrito sobre sus cenizas al viento y hablado sobre ello con allegados, también lo había hecho asimismo sobre sus añoranzas y recuerdos sobre Braña Castañar, sobre los castaños y robles de su niñez, y sobre sus correrías infantiles por el Llanu la Tabla. Así pues, en consideración a ello y por acuerdo familiar, parte de sus cenizas fueron enterradas, en una segunda fase, en un orificio realizado en un lugar estratégico del entorno donde discurrieron los primeros años de Nieves y sus hermanos. De este modo quedó cerrado un ciclo vital de alguien para quien muchos no encontramos suficientes palabras de cariño, otros de respeto y recuerdo, y todos de elogio y consideración.


Una parada en el Pozo Nicolasa con Celso, cuñado de Nieves, como exminero

Placa conmemorativa a la altura del Pozo, en Ablaña


Monumento a los caídos en Llano La Tabla

Unos versos de Nieves

Plantamos un acebo...

... y depositamos las cenizas restantes



Aida lee alguno de sus escritos











Ya descansa

Sus bisnietos podrán traerle flores

 

jueves, 4 de junio de 2015

Nieves nos deja

 

 

Ablaña es un pueblecito recóndito de la profunda Asturias negra, de suelo negro por su carbón, de cielo negro por sus negras nubes, de negros personajes recios de carácter negro, por su negro trabajo en los pozos de la negra mina con sus picos extrayéndoles las entrañas a la tierra.

En ese escenario de tonalidades grises, nace el 16 de agosto de 1925 una paloma blanca.

 

 


 

Esa paloma, Nieves Cuesta Suárez, ha escrito sobre su biografía de un modo claro, limpio, sencillo. ¡Qué añadir a su relato! Lo tituló “Simplemente mi vida”.

 

 

El 4 de junio de 2015 Nieves dejaba de respirar. Su marido, Angel Lago Rodriguez, lo había hecho unos años antes, el 4 de Mayo del 2008.

 


 

Habían convivido durante mas de 60 años y casado en dos ocasiones, una en Rusia y la otra por la Iglesia en España, se consideraba que la primera no valía, al igual que el reconocimiento de los hijos: aquí tuvieron que bautizarse, asentarse, confirmarse, etc., de lo contrario no se cobraban los puntos ni se reconocía la unidad familiar a los efectos de derechos de casa.

 

 


Las vidas de Ángel, natural de Moreda de Aller (19/09/1924), y de Nieves, transcurrió entre dos patrias: España y la Unión Soviética, y podría decirse entre dos guerras: expatriaciones por la guerra civil española y evacuaciones de la invasión naci en la II GM.

Entre ellos se llamaban repas. Fueron mas de tres mil niños los que salieron de España hacia la unión soviética, a grandes rasgos mitad asturianos y mitad vascos.

 

 


 

La mayoría se casaron entre ellos con la gran ilusión y esperanza de retornar a su patria, con sus familias. Aproximadamente la mitad lo consiguieron entre 1956/1957. Aunque algunos otros emparejados con rusos, en general no se decidieron a volver.

Hoy nos dejó Nieves. No se fue, solo nos dejó. Nos dejó su dulzura, nos dejó su recuerdo, nos dejó su legado, su historia, su poesía.

Sentimos dolor, tristeza, es irremediable.

Nunca te olvidaremos

 

 

1949

 

1954