En el quinto aniversario del óbito de nuestra madre, de Nieves,
tus hijos te tienen presente.
Una de sus últimas fotos |
Nieves Cuesta Suárez, natural de La Pereda, Mieres, hija de
José y Mercedes, pierde a su padre en la Revolución de Octubre de 1934, corta
pero intensiva lucha, que tan solo duró 15 días, del 4 al 19 de dicho mes.
La baja de 3.000 hombres, muy alto precio por alcanzar un
paso en la consecución de unos ideales de libertad y justicia social, deja
viudas por todas las cuencas mineras, y por consiguiente, para esos años,
hambre y carencias.
La situación en Asturias tuvo repercusión internacional y la
Cruz Roja, con ánimo solidario y por voluntarios, promovió acciones de acogida
de huérfanos de la revolución por familias valencianas.
Nieves fue adoptada por Estefanía Requena y Antonio
Guardiola, matrimonio murciano alicantino para su mantenimiento y educación con
carácter temporal, al igual que tres de sus cinco hermanos lo fueron también
por otras familias voluntarias de Alcoy y Alicante.
Siendo Antonio, su padre adoptivo, Secretario General del PC
de Alicante y que dirigía la Federación Campesina, Nieves (trece años) pronto comenzó
a pensar en clave política y se hizo activista pionera y a militar en “Mujeres Antifascistas”.
Poco tiempo después, en plena Guerra Civil, a pesar del
avance de los insurrectos en el 39, Guardiola aún confiaba en la victoria
republicana. Pero llegado el 28 de marzo de 1939 fue absolutamente
imprescindible embarcar en el Stanbrook con destino a Rusia. Era el último día
de la última plaza de la resistencia republicana, entiéndase como guerra
territorial.
Una vez en la URSS Nieves pierde totalmente el contacto con
su familia de sangre y su único vínculo familiar es su madre adoptiva Estefanía.
Antonio Guardiola por exigencia del PCUS fue destinado como delegado a
Sudamérica concretamente a Montevideo, Uruguay.
A Nieves le toca sufrir la Segunda Guerra Mundial y con y
por ella, la evacuación hacia el Cáucaso y los Urales.
En 1947, sin saber casi nada de España, manda una carta por
una amiga de otra amiga, a través de Inglaterra, y de pura casualidad llega a
su madre Mercedes, con la única dirección de su nombre y como destino: Fábrica
de Bambú de Alcoy, Alicante, donde trabajaba últimamente, tras haberse
desplazado de su casa de Asturias al sur, en busca de sus otros tres hijos
temporalmente adoptados también como Nieves, pero que a diferencia de ellla se habían quedado en España tras la guerra civil.
Madre e hija, Mercedes y Nieves, llevaban mas de 10 años sin
saber la una de la otra.
En enero de 1957 Nieves con su marido y dos hijos regresaría
definitivamente a España.
El documento manuscrito de esa carta (a cuyo acceso hemos tenido desde Alcoy), y la reproducción de su texto
debidamente mecanografiado a continuación, es lo que sigue.
21 de octubre de 1947
Queridísima madre, hermanos y tíos:
Mi único y mayor deseo sería que al recibo de estas letras
os encontréis todos en buen estado de salud. Mi mamá Estefanía y yo estamos
bastante bien, pero padeciendo mucho por la ausencia durante tantos años.
Me es casi imposible, después de tanto tiempo, dirigiros
unas palabras, aunque todo lo que pudiera contaros llenaría páginas sin fin. No
sé nada de ninguno de vosotros, por lo que estoy muy preocupada, y si llegan
esas letras a vuestro poder quiero que me respondáis sin tardanza.
De mi puedo deciros que estoy muy bien, estudiando con
afición. Desde que estamos separados me he dedicado solamente al estudio y ya
voy bastante adelantada; de salud no me quejo. mi mamá
también ahora se encuentra mejor, aunque en general está bastante delicada y
solo espera con ansias el momento de abrazar a todos los seres queridos. Tanto
ella como yo tenemos esperanzas de que este día no tardará muchos después de
que yo termine mis estudios. Ella también os escribirá a todos en el próximo. Por
motivo también de mis estudios no podemos estar juntas, pero durante las
vacaciones siempre voy a verla y además nos escribimos muy a menudo.
Madrecita: ¡Cuánto tiempo hace que no oímos la una de la
otra una palabra cariñosa! Supongo lo doloroso que será para ti recordar que
tienes una hija ya tan mayor, aquella que viste por última vez tan pequeñita, y
que se puede decir no conoces. Yo no me olvido de nada y mi mamá Estefanía
tampoco; vivimos con el deseo las dos de encontraros y abrazaros muy fuerte. Si
recibes estas letras escríbeme sin falta mucho, cuéntame muchas cosas. Yo por
ahora no lo hago porque escribo esta carta con los ojos tapados, sin saber ni a
quién dirigirme, ni en qué situación estáis, etc. Cuando me pongáis un poco al
corriente os escribiré a todos aparte más detalladamente. Creo que mi carta te
obligará a derramar lágrimas de alegría, lo estoy viendo; pero solo te pido,
mamaíta, que no sufras, seas resignada y esperes con paciencia el día feliz de
nuestro encuentro.
Hermanos míos: como veis no os nombro a nadie, no sé quién
de vosotros leerá mis letras, pero sea quien sea de vosotros, contestarme
rápidamente y decirme si no os habéis olvidado de mí, si recordáis aunque sea
un poco a vuestra hermana mayor, que no os ha borrado en su mente ni un
instante. Parece mentira, pero tengo ya hermanos que son hombres y mujeres como
Pepín, Remedios, no me puedo imaginar lo que habréis cambiado, a lo que os
dedicareis. ¿Remedios sigue en Asturias? ¿Y Jesusín? El sí que me habrá
olvidado del todo, el más pequeñín. Florentina y Florentino ¿siguen tan
gorditos y chatos como antes? Supongo que todos sabréis escribir y me contaréis
muchas cosas. Solo os pido que hagáis como yo, que queráis muchísimo a vuestros
papás, muchísimo; pero que cuidéis de la madre Mercedes, que a ella no la
dejéis sola. Yo me he olvidado completamente de que mi mamá Estefanía no me dio
el ser; pero al fin y al cabo, si estuviese ahí tantísimo como a está cuidaría
de aquella, porque las quiero a las dos igual. Ya sois mayorcitos y debéis de
comprender las cosas bien. Yo tengo la esperanza de que seréis todos buenos y
honrados.
Queridos tíos y primitos (pues supongo que alguno de mis
hermanos tendrá hermanitos): sólo dos palabras para decirles que también de
ustedes me acuerdo mucho y espero carta. Díganme cómo son mis hermanos, a qué
se dedican, si me recuerdan, etc. No pongo los nombres de ninguno porque
incluso de algunos me he olvidado (quitando a Juan y Emilia), pero yo creo que
me perdonarán, porque han pasado muchos años.
Mi papá no está con nosotros, porque su trabajo no se lo
permite, pero me escribe muy a menudo y en julio recibí incluso un regalito de
él.
Bueno os podría escribir día y noche sin terminar, pero lo haremos
mutuamente poco a poco.
Un millón de besos y abrazos para todos, uno tras otro y un
millón aparte para nuestra queridísima madre de quien tantísimo os quiere y
desea abrazaros
NIEVES
Escribirme sin falta todos rápidamente.
Muchos abrazos y besos también de mi querida mamá Estefanía.
Nieves: descansa en paz de tu vida azarosa que tus seres
queridos nunca te olvidarán.
Emocionante carta de Nievecitas. Así la recordamos en nuestra familia.Siendo una niña la conocí un día de feria de Jumilla cuando fue a visitar a su mamá Estefanía, hermana de mi abuela Enriqueta.
ResponderEliminarUn abrazo,Enriqueta Yáñez García.
Pinoso(Alicante)